“La vida entera no es más que la
reconstrucción de un pasado que en realidad nunca
existió”
Está planteado muy cerca a la concepción de
la historia del sujeto que tiene la teoría psicoanalítica.
En las preguntas o afirmaciones ingenuas que
el sentido común vigente tiene hacia las preocupaciones propias de la neurosis
que trata de trabajar el trauma pasado en el tratamiento, generalmente
escuchadas de la boca del psiquiatra que hace la interconsulta en la seguridad
social para la indicación de un psicofármaco: el pasado es pasado, por lo tanto
no se puede cambiar.
Es una respuesta cuya ingenuidad corresponde
a que toma el pasado de una forma real concreta, cuando el paciente en
psicoanálisis está aprendiendo a tomarlo como la forma en que lo que ha vivido
le ha afectado.
Como dijo una vez Joan Manuel Serrat: He
aprendido que la realidad no es tan importante como la manera en que la
sentimos.
Así se explica cómo y de qué manera se puede
cambiar el pasado.
La afirmación de David Vann al decir que el
pasado nunca existió es nihilista. Piensa el pasado como el psiquiatra, pero
dado vuelta. Como se da cuenta que no coincide con lo concreto vivido, cree que
no existió. El paso psicoanalítico sería que existió en la forma en que lo ha
sentido; todavía un paso más: Que nuestra memoria, como nuestra historia, como
nuestra propia naturaleza psicológica es de orden simbólico.
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