
Para Lacan la teoría del sujeto del lenguaje implica que el inconsciente está formado por una red de símbolos que se recombinan entre sí permanentemente y de acuerdo con la cifra o la forma de esta combinación, se produce el sentido de cada pensamiento, de cada palabra, de cada sentimiento.
Ante cada nueva combinación el sentido parpadea, se eclipsa o cae y en su caída se vuelve a combinar.
Cuanto más cercana es la percepción del cambio de sentido, se produce en el sujeto una mayor belleza.
La belleza desde el punto de vista del psicoanálisis está producida por la conciencia de la variación del sentido.
El yo es una función que centraliza la identidad, el sentido de sí mismo. La consciencia del carácter variante del yo es la fuente de la belleza de su alma.
La neurosis por el contrario está relacionada con la fijación del sentido, con la ausencia de percepción de su carácter variable. El neurótico es un sujeto para quien el sentido es único y el mismo siempre, teme perderlo y caer en la confusión.
Al contrario del temor del neurótico, la consciencia de las variaciones del yo produce un mayor equilibrio en el sujeto, mientras que la negación de esta trae aparejada una mayor fragilidad.
2 comentarios:
Vuelvo del largo estiaje y me encuentro estos últimos post interesantísimos. Muchas gracias por escribir y compartir.
"Ante cada nueva combinación el sentido parpadea, se eclipsa o cae y en su caída se vuelve a combinar." Este párrafo y los siguientes son enigmáticos para mí. Pero su sentido aparece totalmente claro cuando leo "la consciencia del carácter variante del yo..." Esta impermanencia del yo, para mí tan evidente, ¿es pues producto de esa recombinación de los símbolos? Entiendo. Saber y sentir esa "inestabilidad" (que pertenece, por otra parte, a todos los seres del universo, al universo entero) no me produce ningún placer estético, si acaso creo que he alcanzado un grado más de comprensión, casi nada. Tengo el recuerdo de haber sentido el placer de la belleza justo después de acabar, porque lo que ocurre es que el objeto artístico ocupa todo mi ser y "yo" desaparezco. No hay ideas sobre objetos, ni sobre arte... no hay nada; olvidado de mí y de todo. Raptado. Ese es para mí el sentimiento de la belleza, que sólo puedo saber cuan ya ha pasado. ¡Qué pocas veces lo he sentido! La última vez que sentí algo parecido fue ante el David en Florencia. Fui a verlo con cierta desconfianza, pues la copia exacta que hay en la Plaza de la Señoría no me pareció tanto. Pero delante del auténtico me fue invadiendo una inquietud que se me imponía. Iba ocupando todo mi ser y lo percibía como más vivo que yo. ¡Ese trozo de piedra tenía más vida que yo! Salí de la sala que lo alberga anonadado. Y feliz.
Muchas gracias de nuevo.
Estimado Mobesse
A la vuelta del verano es como si volviéramos a existir, ya que el condicionamiento del yo y su efecto de verdad subjetiva tiene mucho de cantidad, de lo que estamos acostumbrados a sentir, pero también hemos estado trabajando durante el estío. Recordemos El vino del estío, aquella novela eterna de Ray Bradbury, en que durante ese verano de su infancia se iban a elaborar las experiencias más significantes para su propia personalidad y destino vital; el encuentro por ejemplo del profundo amor con una señora anciana y un niño que hablan de que sólo por la circunstancia casual de su diferencia de edad no eran ellos una hermosa pareja de convivientes, o aquella escena de la señora del hotel que con gran inspiración daba de comer a sus huéspedes, hasta que llegó un hombre con afán de empresa y “ordenó” los utensillos de la vieja cocina y el mundo corrió el riesgo de derrumbarse.
Cuando al terminar la obra siente Ud que el vacío primigenio llega a su ser y un sentimiento infinito de belleza le embarga… creo que estamos en el punto justo de lo que he querido decir con el post que muestra la permanente creación del alma (del Yo). En la creación es precisamente donde la naturaleza psíquica está siendo percibida en su forma y condición. El David nos quita el habla y el aliento porque es lo que por esencia debiéramos ver que somos.
Ojalá más de mis lectores “no me entendieran” como Usted. Si como dice son escasas estas ascesis de belleza, tengo la esperanza de que es porque las concepciones acerca de estas cosas se están trabajando en Usted y por lo tanto dejarán de ser tan excepcionales en el tiempo próximo. Por eso brindo. Y muchas gracias por su respuesta.
Ah! – perdón por la pretensión humanita de no querer dejar nada suelto – cuando Usted dice que el acceso a una comprensión de estas cuestiones no le produce placer estético supongo que es porque el acceso a algún nivel de conocimiento cuando se produce suele ser doloroso porque implica un inevitable duelo emocional por un estado de comprensión previa. Pero como recompensa nos promete una posterior gratificación.
Muchos saludos, buen tiempo.
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