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jueves, 13 de octubre de 2011

MÁS SOBRE EUFEMISMOS* “Palabras que no están funcionando”


* Eufemismo: Ocultación de la verdad que no se nota. Basada en una doble mentira: disimulo de la mentira y ocultación del disimulo.

Hablando sin eufemismos, vale decir sin mentir con pinta de decir verdad; llamando las cosas a la antigua, al pan pan y al vino vino, la periodista y ensayista Irene Lozano, en su artículo del diario El País del 13.10.2011 titulado Palabras que no están funcionando, nos dice que “Los políticos han logrado el prodigio de comunicar constantemente la opacidad”.

El lenguaje sirve tanto para producir sentido y comunicarlo como para enmascararlo al interlocutor.

Una línea ética de veracidad respecto a la realidad social ha de limitar estas dos funciones dialécticas.

Este límite se ha perdido y nos hallamos en un uso del lenguaje con una sola cara, el eufemismo, la ocultación de la verdad que la sociedad necesita conocer. Entonces viene el político y dice algo indescifrable, opaco.

El lenguaje construye el pensamiento, por su mal uso, en las palabras de un político sentimos algo indescifrable Cuando nos es imposible discernir el sentido de sus palabras, sabemos que miente.

Históricamente el uso opaco del sentido nace con la filosofía sofista de la Grecia pre socrática, consistente en tomar la realidad como lo verosímil. Sócrates refutó a los sofistas cuyo pensamiento había gobernado durante 300 años debido a su gran poder seductor.

El discurso sofístico es muy seductor; como el niño que insiste en tener lo que desea sin reflexión ni espera.

2 comentarios:

Mobesse dijo...

Los eufemismos han proliferado de forma "natural" o salvaje (de selva) en el campo sexual y en el escatológico, aunque con una diferencia. En el último, cuando el significante se contagia del significado, de las características que lo definen, se sustituye por otro significante, no nuevo, sino prestado de otro campo semántico más o menos cercano. El viejo significante pierde su uso en razón de la moda o lo recupera con intención literaria, histórica, etc. Así la viejas 'cloaca' y 'letrina' romanas pasaron a ser un lugar de retiro 'retrete', que tuvo que recurrir con el tiempo al agua para limpiar su suciedad y, en el caso español, esconderse tras otro idioma que lo disimulaba todavía más, 'water-closet' o 'water'. Sin embargo, por mucho inglés que sepamos, la palabra 'wáter' no nos hace pensar para nada en el agua, por lo que se ha venido a designar el mismo contenido con otros significantes tomados de otras actividades como es el 'aseo' el retoque cosmético 'tocador' o el abstracto e indeterminado 'servicio'. Con el sexo ocurre que la necesidad de desviar la atención mediante el eufemismo no es tanto por una cuestión de 'uso' como de inhibición. Por eso los eufemismos que designan a ambos sexos se han ido acumulando en la lengua sin perder, por otra parte, actualidad.
En el campo social, el eufemismo tiene un carácter diferente. Un caso típico es llamar 'emprendedores' a los empresarios, tratando de ocultar o disimular lo que aflora en la conciencia colectiva, la explotación, el intercambio del trabajo como una mercancía más. Pero llamar 'eufemismo' o eufemístico al discurso de los políticos es un eufemismo. Pues se trata de discursos en los que no hay 'doble mentira' ni 'sin mentir'; más bien se trata de una burda inversión del significado con intención de manipular. El cinismo y la tergiversación descarada no son propios del eufemismo.

Un saludo

Humanito dijo...

Mobesse.
Agradezco tus precisiones. Entiendo como tú que es propio del lenguaje la constante re significación, aunque entiendo que ello no implica que no estemos en un tiempo donde la verdad objetiva está sometida a una fuerte y esencial tendencia al ocultamiento.
Saludos