La cura que provee el psicoanálisis no consiste en eso. Lo inconsciente
es, como su nombre lo indica, inconsciente y lo seguirá siendo.
Pensar que es hacer consciente lo inconsciente es suponer que tener
inconsciente es una enfermedad de la que hay que curarse haciéndola consciente.
Lo que se hace es trabajar lo inconsciente, reviviéndolo en la evocación
de sus contenidos en la transferencia terapéutica, en la relación con el
analista.
Cuando se establezca la transferencia el material inconsciente estará al
alcance de las lecturas que el analista le vaya facilitando al paciente. Esta
intervención del analista directamente sobre lo inconsciente se llama
“Interpretación”.
No es hacer consciente nada, ni es tampoco un camino de comprensión, es
un trabajo.
Hay un mal chiste que sitúa esta falsa idea:
Un joven cada vez que va a una fiesta se orina encima. Una persona le
dice que vaya a un urólogo. Entiende mal la palabreja y va a consultar a un
psicólogo.
Después de un tiempo se vuelven a encontrar los dos amigos y el otro le
pregunta cómo le fue con el tratamiento, a lo que responde, muy bien. ¿Ya no te
orinas? — Me sigo orinando pero ya no me importa.
Es un mal chiste porque justamente esto no es lo que pasa en el psicoanálisis.
El joven ha “comprendido” su síntoma, pero sigue con él. El psicoanálisis es
trabajar sobre lo que lo produce en el inconsciente, con lo cual se deja de
orinar.
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