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domingo, 9 de abril de 2017

SOMOS SOFISTAS.

 
Nuestro pensamiento funciona con la lógica del pensamiento sofista.

Durante 300 años los sofistas gobernaron el pensamiento de la antigua Grecia hasta que llegó Sócrates exigiendo que las verdades tengan que ser demostradas para ser consideradas reales, con lo cual sentó las bases del pensamiento científico.

El pensamiento sofista se basa en la verosimilitud:
Vale decir que lo que parece verdadero “es” verdadero. La apariencia “es” la verdad. Todo es marketing.

Cualquier palabra pronunciada es sentida como verdad. Los famosos medios de comunicación funcionan con este principio. Se puede decir el mayor despropósito que, por ser dicho será escuchado como verdad.

La formalidad con que es sostenido, rodeado y desarrollado el mayor despropósito, no deja lugar a dudas sobre la verdad que sostiene. A pesar que se trate de afirmaciones falsas pero muy verosímiles.

No hay cerebro que pueda visualizar una crítica a esta falsa evidencia porque nos hemos vuelto sofistas sin saberlo.

Si bien el pensamiento sofista ha quedado atrás en la historia del conocimiento, vuelve por los laditos una y otra vez, ya que cuenta con la posibilidad psicológica  que el ser humano por naturaleza tiene hambre de verdad  y cuando le ofrecen algo con cara de verdad se la cree entera.

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