*Armando Silva Tellez. (Periódico El Espectador. 24 agosto 2015. En pleno proceso de cierre de los
acuerdos de paz en Colombia).
“Cuando
todo está destruido, la posibilidad es poética”
Grupo
Cero, Escuela de Psicoanálisis.
El
hecho de pedir perdón.
“El
presidente nos pide que cambiemos el lenguaje con las Farc, y nosotros le
demandamos a este grupo que no ignore a las víctimas, sino que les hable, las
escuche con respeto y no con ideología y, sobre todo, les confiese.
Pedir
perdón no es sólo una ceremonia cristiana, es algo profundo de la naturaleza
humana. Con el lenguaje se cura o pasa lo contrario, se odia por no pedir
perdón, y así no puede haber paz.”
Nos dice Silva que ´Pedir perdón es algo
profundo de la naturaleza humana´. Nos sentimos de acuerdo.
Como psicoanalistas, nos sentimos necesitados
de hacer una pregunta:
Esta ´profundidad´ que tiene el perdón
¿A qué responde?
¿En qué sentido es profundo?
“Con el
lenguaje se cura o pasa lo contrario, se odia por no pedir perdón, y así no puede
haber paz”.
Son las palabras las que producen un hondo
efecto en el alma.
De su propia experiencia cualquiera puede
recordar cuando estuvo en una situación de conflicto con otra persona, y se
siente culpable de haberle producido un daño. La presencia interna de ese
sufrimiento le desviará su destino, cargándolo de pesares y de violencia.
Pedir perdón implica algo que va más allá de
unas palabras pronunciadas por cálculo o conveniencia, es un cambio interno, es
haber tomado consciencia del propio ser. De lo que me hicieron, de lo que hice
Intención
de perdonar.
Desde el punto de vista del psicoanálisis el
perdón, por parte de la víctima, cuando se produce, no suele ser absoluto, como
si dijera, voy a perdonar a mi agresor y con ello todo queda olvidado dentro de
mí. No es sólo pronunciar las palabras.
No es posible de esta manera absoluta, pero
sí es posible como un camino, como una intención de perdonar.
Y aunque este perdón no pueda ser total, abre
un camino hacia esa posibilidad, un camino a que el futuro no quede anclado en
el pasado, viviendo del horror de la herida sufrida, que se extiende a su
futuro como una condena.
Abrir un camino hacia otro futuro, rompiendo la
dependencia del horror vivido.
Como lo señala Silva, el lenguaje tiene
profundos efectos en el ser humano, en su psiquismo.
Esto se debe a que la mente humana está
armada, sujetada con palabras.
Por decirlo de un modo cercano a Lacan:
´Vivimos en la casa del lenguaje´.
En esta ´casa´ se construye el sentido de la
realidad.
“Pensando de un modo optimista, creo que
puede venir en estos tiempos oscuros un estado de creatividad. Ya que, en
nuestra propuesta, la paz también es un proceso de creatividad mental” nos dice
Silva.
Juntas, la palabra creatividad con la palabra
lenguaje, son una fórmula importante para la elaboración del posconflicto.
Nuestra idea / proyecto ´COLOMBIA TALLER DE
ARTE´ que venimos desarrollando como un paradigma que permita generar y reunir
proyectos creativos, de los cuales muchos (muchos más de los que tenemos datos,
probablemente) están en curso en el país, potenciándolos de modo proactivo.
Por muchas razones, el final de la guerra es
un tiempo de gran creatividad, sin la cual la paz no podrá salir adelante.
Se trata de crear un país distinto, se trata
de un cambio cultural.
Esta propuesta del posconflicto es ya una
obra de arte gigantesca, de la cual la materia prima, la arcilla, es la
sociedad misma.
¿Cómo hacerlo?
¿De que maneras?
¿Con qué herramientas?
Hay que inventarlo. No puede a nuestro
entender haber una situación más necesitada de creación y al mismo tiemplo más
preparada para la creación.
Sin pretender que el fomento de las
actividades creativas resuelva por sí mismo los problemas socio económicos que
se enfrentan, creo que podrían dar a la población una dirección cultural.
Además de que se pueden, por qué no decirlo,
organizar estructuras de comercialización de obras de arte del posconflicto
colombiano, para consumo interno en el país y para su exportación a los países
que están pendientes del desarrollo del posconflicto colombiano, en el que actúan
como garantes del proceso de paz.
Le haría bien a la imagen del país y podría
generar recursos para ayudar a la inclusión social.
Muchas pequeñas microindustrias coordinadas
para la comercialización no serán un programa corporativo, pero puede ser un
diseño de progreso.
Forma
de educación.
Funcionamiento
de los medios.
“La
televisión que educa no es la que se propone hacerlo de modo explícito, sino
aquella que, en medio de un cuento bien echado, da salidas. Existen paradigmas
en la creación de nuevos escenarios donde se incita a la igualdad antes que, en
enseñar, como loras mecánicas, a ser iguales. Y en estas situaciones los medios
juegan mucho.”
Defendemos
un proyecto en medios.
Ul trabajo de largo aliento en los medios,
con base en materiales tomados de los juicios del perdón y la verdad de la ley
transicional, en forma de videos, audios y relatos, con la conceptual que nos
facilita la teoría psicoanalítica, de que tanto el perdón como el olvido ´son
posibles, pero no del todo. ´
La cuestión de la verdad de los declarantes,
convertida en programas de debate social durante todo el tiempo de duración de los
juicios cumple, a mi entender, con esta noción que nos deja Armando Silva.
Finalmente,
remata Silva:
“El
lenguaje de la paz es un misterio y puede pasar a ser el protagonista del
proceso.”
En efecto, no será el discurso de la certeza el
que usemos para entendernos, porque es la base del enfrentamiento.
Aprender a escuchar defendiendo lo propio
pero haciendo un lugar en la mente, en que el otro pueda llegar a tener razón.
Un discurso prevenido hacia el otro, no
tolerará que éste piense diferente, porque el sujeto de la certeza es el que
cree que su verdad es la única posible, por lo cual desvaloriza al que piensa
diferente y puede incluso verse tentado de eliminar al portador de esa palabra,
con trucos de comunicación que esconden sus verdaderas ideas.
Negociación
es escuchar.
Que eliminar al otro no sea la única forma de
´conversar´. Se puede llevar al acuerdo esta negociación, pero, como estamos
todavía en guerra, tenemos nuestro discurso asentado por décadas de muerte.
El lenguaje de la paz, como dice Silva, puede
conducir el proceso y su lógica debe ser la del interrogante de cómo hacer el
país.
¿Por qué no?
Los colombianos no son ignorantes, como ellos
mismos creen de sí mismos.
Son hombres complejos enfrentados a una
situación compleja.
¿Por qué no podrían triunfar y construir el
país más pacífico del mundo?
Producir otra maravilla de colores como lo
hicieron los sudafricanos.
Una
casa sin goteras.
Los que fueron víctimas de la crueldad tienen
ganas de tener una vida posible, humilde pero digna, con una casa sin goteras.
Quizás este objetivo para algunos resulte
despreciable, poca cosa, porque enfoca a priori a los humildes con la ideología
de los perdedores, que entiendo que el que tiene un objetivo modesto es alguien
que no vale la pena tener en cuenta.
Un nadie cuya vida o su muerte no importa.
Alguien que no tiene derechos humanos.
Necesitamos darles las migas que caen de
nuestras mesas, con lo cual ellos se sentirán agradecidos porque ganan con
ellas poder empezar a organizar sus vidas dignas.
¿Qué hay en ello que temer?
Nada en mi opinión, si se hacen las cosas de
una manera inteligente. Inteligencia no falta en Colombia, sino lo contrario, a
mi entender el pensamiento colombiano es de elevada inteligencia.
Como extranjero con corazón colombiano, creo
que se puede crear un país con vocación de paz porque ya ha aprendido la dura
lección de la violencia. Como les pasó a los europeos en sus masacres del S.
XX.
Sabemos que a la larga la guerra es un mal
negocio. Los pacifistas tienen por delante la tarea de hacer que el oponente tome
consciencia de esto.
Pensar en creatividad en estos tiempos oscuros
puede sonar ridículo a primera vista, sin embargo, como rezaba el epígrafe del
primer número de la Revista Grupo Cero en Buenos Aires:
“Cuando
todo está destruido, la posibilidad es poética.”
¿Qué cosa está destruida?
– El alma ha dejado de creer en la realidad.
Lo que nos parece la inevitable enfermedad mental de este pensamiento.
Con esta base se hace necesario reafirmar,
reconstruir, la idea de que existe una realidad para construir entre todos.
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