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domingo, 21 de octubre de 2018

MECANISMOS MENTALES DEL PERDÓN.



Perdón y olvido.

           SOY

Soy, tácitos amigos, el que sabe                                
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,

del tiempo, que es uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.
                       
Jorge Luis Borges
                                                                      

Análisis:

Uno no puede olvidar pero puede sin embargo perdonar. No puedo olvidar el agravio pero  puedo perdonarlo. Perdonar es no tener en cuenta. Por la razón que fuera uno a veces no se siente aludido, puede tomarlo como algo no personal. Quizás perdonamos cuando despersonalizamos el agravio.

¿Cuáles son las causas de ese saber, qué cosas hay que saber para alcanzar ese saber? La respuesta nos la da el poeta en la tercera estrofa, al descubrirse que no es nada alcanzar ese saber.

Dando vuelta al último verso obtenemos una sucesión de cómo es el camino para llegar a saber que se es nada: ”Nada”. “Olvido”. “Eco”.
Es más fácil imaginar que pasamos de la convicción de estar seguros de nosotros mismos, a sentirnos más lejanos de esta seguridad de nosotros, de uno mismo; somos ´Eco´. Una especie de recuerdo de sí mismo. Ya no somos un estruendo sino un murmullo, y a través de esa disminución del volumen de nuestra emoción somos ´Eco´. El ´Olvido´ es el mismo estado mental del ´Eco´ reflejado en la memoria.           
Finalmente la ´Nada´. Llegar a la nada es, a nuestro entender, imposible, sin embargo la lógica de este  recorrido se comprueba en la clínica, con lo cual se da otra vuelta a este recorrido.
Hallamos en el poema muchas sugerencias.

“Eco”, “olvido”, “nada”.

Dice que es nada respecto a una espada, pero también porque no ha descifrado su lugar en el tiempo. ¿Somos tiempo? ¿Somos en el tiempo? ¿Qué es el tiempo? ¿Qué tiene que ver una espada? ¿Cómo se hace para ser algo respecto a una espada? ¿Qué relación es necesario tener con la espada para que resulte ser alguien o no ser nadie?
Parece que hablara de la idea de autenticidad de Heidegger que dice que es auténtica la persona cuando es consciente de su fragilidad. La que sabe que por más grande que sea igual es mortal.

“No hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón”

Dice que olvidar es la forma de vengarse y que perdonar asimismo es olvidar. Esto es curioso porque la gente víctima de guerra dice que está dispuesta a perdonar pero no a olvidar, vale decir lo contrario. Si Borges tiene razón es una razón más metafísica, más simbólica, menos real, lo que es coherente con la idea que tiene del humano como ser simbólico, hecho de recuerdos. Si lo olvido es como si  al matar su memoria eliminara también su historia. 

Cuando escucho a las personas víctimas decir que pueden perdonar pero no olvidar, estoy de acuerdo. Pedir que olviden es inhumano. 

Perdonar pero no olvidar, es más humano. 

El poeta de algún modo está por fuera de la humanidad, aunque es una paradoja, por otro lado es el estado de mayor humanidad. Se trataría de que el poeta vive en una alta capacidad de ser humano.

El poder ver lo que somos, en tanto seres humanos, nos está vedado, porque una parte esencial de nuestra alma es inconsciente y por más que la escudriñemos seguirá siendo inconsciente. 
Algunos humanos, de tanto escudriñarla, han  perdido la identidad. Han visto tantas versiones de su propio yo que casi ya lo olvidan. Soy, dicen, circunstancialmente, alguno de una inmensidad. Unos hablan del olvido de la realidad que ven imposible, otros del olvido del ser, del olvido de la propia alma. 

Cuando deje de ser, seré mi propio olvido y con ello los agravios, daños, afrentas,  venganzas y los perdones concedidos, serán brumas de una eternidad.
Para esto hay que ser Borges; sin embargo todos somos Borges en alguna puntada de nuestra alma llena de retazos.

Cuando se descubre que la venganza y el perdón desaparecen con el olvido, se sabe que la realidad vivida con nuestra consciencia tiene un registro inconsciente.  El inconsciente sostiene las ideas con que vemos la realidad.

La venganza y el perdón son dos diablos muy fuertes de las emociones primarias del ser humano.

A alguien le recomendaron no odiar y él contestó que el odio es lo que le mantenía vivo, no estaba en el tiempo del olvido de sí mismo.
Más tarde, cuando haya recorrido este tiempo mental y tendrá menos interés en el pasado,  frente a la creación constante del presente. El presente se va imponiendo.

Lo que sabe Borges, cuando dice no ser nadie, es eso, que el presente borra el pasado. Como también se borra a sí mismo, llega a ser nadie.

En un poema de Ernesto Pérez se asombra de haberse olvidado de lo que fue más amado, como si una especie de Alzheimer simbólico estuviese programado en el camino del pensamiento humano.
Son ambos, a mi entender, manifestaciones de la creación de pensamiento; una especie de vaciamiento del ´disco duro´ para recuperar memoria operativa y poder volver a llenarlo una y otra vez.

En ese sentido el olvido es la mecánica más potente para diluir el ser. Puede sernos más fácil de entender si pensamos en un hombre que viviera mil años. La enorme acumulación de recuerdos esenciales dejara en la memoria su forma despojada de los hechos que los habrían producido.

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