Vivimos en un tiempo cultural en que los
ciudadanos tenemos un agujero en la memoria.
El caos de la civilización actual tiene como
efecto producir este agujero.
La importancia de este fallo de la mente es que,
si se pierde la claridad de los recuerdos sobre los hechos de nuestra vida,
quedamos sumidos en la confusión.
Al mismo tiempo, esta confusión está en la base
del aumento de las depresiones en este principio del siglo XXI. ¿Por qué nos
deprimimos? Porque es muy difícil andar a los tumbos dándonos golpes contra las
paredes como un gato ciego.
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