¿Para qué quererlo todo, como el ´bicho chupa todo´ del ´ Submarino amarillo´ de los Beatles que, a fuerza de chuparlo todo, cuando ya no queda nada para chupar se chupa a sí mismo?
¿Cuál es la razón de esta psicología, el mecanismo de este pensamiento; las causas de esta obsesión?
Lo que hay detrás de esta pasión auto-destructiva, es el querer ´serlo´ todo. Hemos cambiado el verbo ser por el tener.
Una pasión omnipotente.
Detrás de tenerlo todo está la fantasía de serlo todo, una pasión omnipotente.
Dice
la lógica del modelo de producción acumulativo: ´si lo tengo todo, es porque
soy todo´.
Confunde el ser con el tener. Su contra evidencia es que puedes tenerlo todo y no ser nada.
El fallo de la realidad que contradice esta lógica, es el hecho que todos los seres humanos, aunque lo tengamos todo y lo seamos todo, vamos a morir.
Cómo
dijo Borges en uno de sus chistes, en una estadía en Bogotá:
“Morirse es una costumbre que sabe tener la gente”.
En un otoño ventoso con mi hijo Federico visitamos su tumba en el cementerio de ilustres de Ginebra en Suiza.
La finitud.
Heidegger,
nos recordaba que el ser
humano es el único animal que sabe que se va a morir.
Esta
bella manera de expresarlo, no significa que, por saberlo, lo acepte. Heidegger
recomendaba tenerlo presente.
Al
humano le cuesta aceptar su límite, su fin, su mortalidad, y no sólo le cuesta,
sino que lucha con toda su fuerza para sentirse inmortal.
En
ese sentido, si el poderoso puede hallar en la crisis social pos pandemia, algo
que le vaya bien a sus intereses, no cabe duda de que lo va a hacer; por
decirlo así, no aceptará morir; lo cual no es de buen augurio.
¿Qué
beneficio puede sacar el poder de las élites de una población hambreada, cuatro
veces más grande que la actual?
Si
encuentra una respuesta, la tratará de imponer con toda la capacidad
disponible.
“El
hombre es lobo para el hombre”, dijo Hobbes.
Quererlo todo para sentirse inmortal.
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