PSICOANÁLISIS DE LA ACUMULACIÓN VERSUS
LA PASIÓN POR LA MODERACIÓN.
¿Cuál
es la función mental de la acumulación?
¿Cuál
la fantasía inconsciente en la que se apoya?
Es
sabido a partir de Freud que la fantasía inconsciente es la que mueve en última
instancia los deseos conscientes.
¿Cuáles
son las preguntas que tengo que formular para descubrir el sentido de la pasión
por acumular?
¿Qué tengo que hacer con ello?:
Es
una pregunta por el fundamento del psiquismo humano:
Freud
decía a sus estudiantes que hay una falla consustancial al psiquismo humano, no
la traten de arreglar. Cuando alguno de ellos le preguntaba qué tenía que hacer
con ello en el tratamiento psicoanalítico, el profesor le contestaba: arréglarselas.
El narcisismo y su síntoma, el orgullo:
¿Qué
hay implícito en este arreglársela con el error propio del psiquismo? Creo que
se trata de arreglársela con el propio narcisismo y el orgullo, que es su
síntoma. El orgullo se siente omnipotente y el narcisismo (amor a sí mismo)
también.
En
esta pugna entre el uno y el otro se produce el psicoanálisis, la elaboración
inconsciente de esta situación inevitable.
El
camino de la modestia y la moderación podría ser la clave, la brújula del
camino del hombre.
La
moderación dice:
¿De
qué vas a sentirte orgulloso? ¿Del final del camino que es la muerte?
Lo imposible, fundamento de la acumulación:
A
raíz de esta situación de lo imposible se desarrollan en los distintos
individuos personalidades condicionadas por distintas conductas de orgullo.
Personalidades que no pueden soportar el camino de la moderación que aparece
tanto en Freud como en el pensamiento clásico griego.
La
avaricia, que lleva al deseo de acumulación infinita de bienes, no tiene fondo.
Esto
lo explica todo. Claro que, podría considerarse una civilización, como la que
propugna el psicoanálisis; donde en lugar de una pasión por tapar la falta o la
“falla” de la que nos habla el maestro, sea sustituida por una pasión por la
moderación.
Queda
clara la razón por la que la avaricia y la acumulación de bienes es una pasión
sin fondo, representada por la conducta social del uno por ciento de la
población que lleva para sí el noventa y nueve por ciento de la producción de
la humanidad. A estos saqueadores no les importan sus víctimas.
El
99% restante está en su derecho a que no les importe el 1% de los saqueadores.
Da
la impresión que esta situación no puede durar por siempre. Aunque hay que
aceptar que esto puede ser un deseo y no una realidad. Lo que queda es luchar
por destruir este edificio ignominioso.
Para
ir en esta dirección Freud recomendaba el trabajo y el amor.
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