En la escuela de conducción de masas del neo-liberalismo, lo primero que se enseña a los estudiantes es a curarse de la vergüenza de mentir. Si le dices al oponente, que tú has hecho lo contrario de lo que en realidad has hecho, e incluso que los errores que tú has cometido, no eres tú el que los has cometido sino él; esta tergiversación extrema del discurso podría darte vergüenza moral.
En
los cursos de la escuela de comunicación neoliberal, se enseña a desembarazarse
de esta vergüenza moral.
La
nueva moral es la que dice que lo que tú haces está bien, sea lo que fuere. El
sentimiento que antes te producía engañar y mentir al otro, ya no tiene
sentido, porque el “pecado” ha desaparecido.
La nueva vergüenza es perder.
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