Me siento interesado por el pensamiento, más que por el impacto imaginario con que nos estimula la realidad.
Por ejemplo, en el campo erótico, ante un cuerpo que transmite los signos femeninos o masculinos asentados en un estilo, mi imaginación siente el impacto de esta estructuración; la siente con la atracción que ejerce la belleza que proviene del logrado estilo de una estructura interna manifiesta en los signos, en la postura, en el movimiento de ese cuerpo.
Los movimientos del deseo que ese cuerpo produce en la sensibilidad es uno de los campos de la realidad, la vida erótica, pero el campo del pensamiento es más esencial, en el sentido que los movimientos de la mente expresados en la erótica del cuerpo atractivo, de esa belleza, además de expresarse de tal manera, tienen su vida propia.
La sensibilidad respecto de este pensamiento, no en la vía de la comprensión sino en la del entendimiento, es la erótica fundamental que mueve al sujeto.
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