POLÍTICA,
TÉCNICA, SUJETO.*
*Entrevista a Jorge Alemán
“- ¿Qué quiere decir con infantilismo
generalizado?
- Es una manera de nombrar cierta forma de
habitar el mundo, un mundo donde nadie está atravesado por una idea. Las
personas están encorsetadas entre las opiniones. Están reducidas a su cuerpo y
las opiniones. Es como si a los sujetos que circulan en esos dispositivos se
los condenara a vivir entre opiniones y sus cuerpos. Pero el orden simbólico es
algo más que opiniones y cuerpos. El orden simbólico está en relación con una
verdad. No con una verdad que se construye reflexivamente sino con una verdad
que se tiene que descifrar, que interpela. Esa experiencia de ser interpelado,
que interpela, que empuja a que el sujeto tenga que descifrar su posición, esos
dispositivos de control, la reprimen. El capitalismo actual no permite pensar
cuál es el lugar de su corte o su interrupción. Y la técnica funciona de una
manera tal que agota la realidad en esos dispositivos.
¿Y entonces?
Y entonces hay que preguntarse si en este
escenario hay lugar para un relato emanticipatorio. Es decir, frente a esta
situación, es imprescindible pensar cuáles serían las modalidades actuales, y
bajo qué vías atravesar esta situación. Y para eso, creo, habría que redefinir
la experiencia política.
¿Cómo es eso?
En mi último libro desarrollo la cuestión a
fondo. A mi juicio, la redefinición de la experiencia política exige implicar
al sujeto, establecer una nueva lógica de la relación política-sujeto. No creo
que hoy haya un sujeto histórico que por su propio movimiento teleológico y de
manera endógena, a través de la lucha de clases, sea susceptible de transformar
la situación, tal como se definía en el marxismo clásico. Tampoco creo, como lo
formula la filosofía italiana, con Toni Negri a la cabeza, que esta estructura
tardo capitalista esté generando lo que ellos llaman un “general intelect”, que
consistiría en una experiencia de lo común, de producción de subjetividad que
lograría, en un momento dado, sustraerse a los dispositivos tecnocráticos y a
los del capital. En esa lectura inmanentista, creo que subsiste la creencia que
el propio movimiento interno del capitalismo producirá su atravesamiento, lo
que volvería a la política (que incluye la gestión) innecesaria. No creo en
eso.”
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