“Se puede deducir de los diferentes
contrapuntos de Lacan con la historia de la metafísica una disyunción
fundamental y extrema: «o el discurso analítico o el totalitarismo».
No porque el discurso analítico aspire a
encarnarse en un movimiento colectivo, sino porque la civilización se ve
obligada a pensar seriamente lo que le espera en caso de desaparición de tal
discurso”.
Nos lleva a preguntarnos qué piensa Alemán
que hay en el discurso analítico que evita el totalitarismo.
Creemos que tiene que tener que ver con el
tipo de sujeto que plantea el discurso psicoanalítico y el que plantea el
discurso paranoico del totalitarismo.
El del psicoanálisis es un sujeto de la duda
inconsciente eterna, no superable, que halla en este sujeto un goce.
Nos imaginamos un mundo, un país, habitado
por estos sujetos. Serían personas que se escucharían mutuamente. Su capacidad
de dudar de la propia verdad, de la propia opinión, les permite darle
importancia a lo que dicen los demás.
El autoritario, por el contrario, centrado en
el discurso paranoico, es un sujeto de la certeza.
No tiene dudas de su opinión. Tiende a ser
autoritario en la medida en que no escucha al otro, no considera posible una
opinión que contraríe la propia, e impone a los demás la suya.
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